miércoles, 14 de noviembre de 2012

La ideología del proletariado debe incorporar los fundamentos de defensa de los derechos de los animales


"Nuestro fundamento que la revolución de los trabajadores y humildes, se concatena con la lucha por la defensa de los derechos de los animales, dado que a ellos nadie los defiende. La ideología de los trabajadores deben apuntalar con las bases filosóficas con una nueva concepción de la inteligencia y la sensibilidad animal, que nos libre del prejuicio de la superioridad del hombre en el reino animal."


Por: Web El Obrero* (de Perú)

El materialismo dialéctico e histórico, es una filosofía que enarbola el derecho de los explotados a construir su propio destino, enseña que debe ser la clase obrera y campesina las únicas capaces de enterrar el capitalismo; conduciendo a las masas al socialismo y posteriormente al comunismo, mediante la transformación de social de los medios de producción.

En todo el inicio del desarrollo filosófico del marxismo, Marx y Engels analizan el modo de producción capitalista y el comportamiento social de las masas a través de la historia, analizan el papel de la ciencia y logran exponer y descubrir el papel que cumplen los trabajadores para la transformación de la sociedad y su emancipación como clase social, para romper las cadenas de explotación, opresión y miseria en contra de las clases dominantes.

En todo este desarrollo, el pensamiento marxista tomó como referencia al papel del ser humano y la necesidad del mismo por el progreso social o colectivo, sin embargo en todas las tesis conocidas, el papel que cumplían los animales en todo el desarrollo de la naturaleza y su conexión con el hombre, fueron prácticamente dejados de lado; la visión del humanismo marxista, tomó como principio que: "la humanidad es la forma más elevada de vida", al criticar a la religión y su papel dogmático en la sociedad, lo llevó a la conclusión de que el hombre es dios, de aquí que enunciara: "el hombre es el ser supremo para el hombre". Para el marxismo siendo el hombre dios, lo único que valía dentro del humanismo era la construcción de una sociedad sin clases para el ser humano, de allí que los animales quedan relegados a segundo plano.

Los últimos estudios científicos realizados, demuestran que la naturaleza animal es tan parecida a los humanos, desde el punto de vista emocional, sensibilidad e inteligencia, los animales han padecido y padecen miseria tan iguales y peores que millones de explotados en el mundo. El presente artículo busca incorporar los fundamentos de defensa de los derechos de los animales dentro de la concepción de la ideología del proletariado, dado que ambas están concatenadas con fundamentos similares, aunque reconocemos la supremacía del ser humano sobre los animales, construir una sociedad más humanista, esto es, medios de producción basados en una economía comunista y sin clases sociales, es menester el respeto, el trato justo y correcto con los llamados animales.

En la tradición occidental los animales han ocupado el papel de meros instrumentos para su libre uso. La postura religiosa e idealista de la tradición judeocristiana ha negado desde sus inicios cualquier posibilidad de racionalidad, sentimiento, conciencia o incluso capacidad sensitiva a los animales. La historia nos muestra como la tradición occidental de desprecio a los animales no ha sido ni la única, ni la más extendida. Sin embargo otras culturas primigenias del planeta, se han basado en el respeto por la vida y la naturaleza, donde el hombre era un ser vivo más dentro del orden natural.

La visión religiosa debido a la falta de conocimiento y ciencia interpretó el Génesis de una manera injusta desplazado a los animales como meros instrumentos.
Entonces dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra (Génesis, 1:26).
El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados. Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo (Génesis, 9: 2-3).
La interpretación religiosa definió la posición del hombre en la tierra como central, degradando a los demás animales como meros instrumentos a su libre antojo.

Esta tradición occidental y concepción idealista religiosa, caracterizada por el maltrato generalizado a la especie animal, considerada como mero instrumento, encuentra su justificación filosófica a partir del siglo XVI. Así, Descartes y el racionalismo en general, tenderán a considerar al hombre como espíritu o "res cogitans", mientras que el animal es simplemente materia o "res extensa" dotada de movimiento, o lo que es lo mismo una simple máquina.

La actitud racionalista ante la naturaleza encuentra su máximo exponente en la obra de Kant y en su fundamentación de la moral en la pura razón. Para Kant, el imperativo categórico es un hecho puro de la razón, y por tanto previo a cualquier sentimiento empírico o juicio de consecuencias. Para Kant, hablar de la moralidad de los animales es absurdo. La razón pura o humana autofunda su propia moralidad, luego los animales no tienen moralidad, y por lo tanto, tampoco derechos.

Muy al contrario del desprecio a los animales muchas culturas los respetaban. Por ejemplo es un hecho conocido que los primitivos pueblos cazadores rendían culto a los animales cazados, así los yaquis de México bailan la danza del venado, en la que el cazador se identifica con los sufrimientos de su víctima, tratando así de pedir perdón por haber cometido el crimen de cazarla.

También podemos señalar a Zaratustra, quien abolió los sacrificios de bueyes, y cuya actitud pasó de Irán a la India, donde la vaca pasó a ser un animal sagrado, y a Grecia, donde se manifiesta claramente en los pitagóricos y en Empédocles.

Pero es en la India donde encontramos dos de las corrientes filosóficas que han prestado mayor atención tanto a la convivencia de los hombres entre sí, como del hombre con la naturaleza, cayendo en lo que se llama biocentrismo: el jainismo y el budismo.

Según Mahavira (468 a.C.), fundador del jainismo, tanto los organismos vivos como los elementos materiales poseen alma o vida (jiva), así cuando encendemos una llama, la llama nace, y cuando la apagamos muere. En lo que respecta a los seres vivos, los jainas los dividían en cinco clases según el número de sentidos que poseyesen. Así, la clase más elevada era la de los dioses, los hombres, los animales superiores y los demonios, quienes poseían los cinco sentidos. Dentro de este grupo, los dioses, los hombres, los demonios, los monos, las vacas, los caballos, los elefantes, las palomas, los loros y las serpientes, poseían inteligencia. En la segunda clase se agrupaban los seres que poseían los cuatro sentidos de la vista, oído, olfato, gusto y tacto, a saber, las moscas, avispas, mariposas y otros grandes insectos. Los de la tercera poseían solamente olfato, gusto y tacto, los de la cuarta clase gusto y tacto, y finalmente, los de la quinta clase, donde se incluían tanto los vegetales como los cuerpos de tierra, agua y fuego, sólo poseían el sentido del tacto (Mosterín, 1986, p. 49-50).

El hombre se puede reencarnar, en el ciclo del samsara, de renacimiento y muerte, en cualquier ser con alma, de ahí que dependiendo del karma (el peso de los actos) nos reencarnaremos en uno u otro ser, hasta que nuestra alma sea tan pura que rompamos este ciclo fatal y se produzca la moksa (liberación).

Jeremy Bentham fue quien planteó un nuevo enfoque a la pregunta acerca de sí los animales tienen o no derechos. Antes de él, la cuestión se planteaba en términos de racionalidad, en cambio Bentham, renovó la sensibilidad moral del hombre ante el orden natural al sostener que ante la pregunta de sí los animales tienen o no derechos, la respuesta debe estar guiada no por la supuesta racionalidad o irracionalidad de estos, sino por su capacidad de sufrimiento. El enfoque de Bentham, apoyado por las actuales investigaciones neurológicas y etológicas, es el que han seguido los grandes defensores contemporáneos de los derechos de los animales como Peter Singer, Tom Regan, Hugh LaFollette, Jesús Mosterín o Ferrater Mora, entre otros.

Apoyándonos en las estructuras fisiológicas que el hombre y algunos animales (mamíferos y aves) tenemos en común, concluimos que los animales sufren. Y el postulado de que si los animales sienten dolor es inmoral maltratarlos. De ambos se deduce que provocar daño innecesario a un animal es un mal moral. Apoyándonos en los estudios de psicología del comportamiento animal, se apunta a la conciencia de la muerte de algunos animales, como el cerdo en la matanza y el elefante ante la muerte. Y en especial, a la capacidad manipuladora de símbolos de algunos primates.

La incorrecta interpretación de las Escrituras Sagradas por parte de la tradición occidental judeocristiana, referente al desprecio y maltrato de los animales es condenada y aclarada por la doctrina Ciencia Celeste:
Los animales encierran un amor, desconocido por los humanos;...
Los animales pidieron a Dios, la comprensión intuitiva; no pidieron la comprensión hablada;...
Los animales al igual que el mono humano, piensan y generan ideas;....
No hagas a otro, lo que quisieras que no te lo hagan a ti; el espíritu humano mata y come sabiendo que la ley dice: No matarás; el que mata a espada muere a espada; con la misma moneda se paga en lejanos mundos. (Ciencia Celeste, Alfa y Omega)
De aquí nuestro fundamento que la revolución de los trabajadores y humildes, se concatena con la lucha por la defensa de los derechos de los animales, dado que a ellos nadie los defiende. La ideología de los trabajadores deben apuntalar con las bases filosóficas con una nueva concepción de la inteligencia y la sensibilidad animal, que nos libre del prejuicio de la superioridad del hombre en el reino animal.


(*) Tomado de: http://www.oocities.org/elobrero_peru/animal.htm

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